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domingo, 9 de octubre de 2011

Divinas vs Populares

"La cumbia es una mierda” gritaba el líder de un polémico grupo de punk-rock de la escena nacional... pa' la reflexion, no?.
Desde este humilde Blog, experto en recoger guantes ajenos y encarar reflexiones inconducentes, instamos a que arroje la primera piedra el que este libre de cualquier prejuicio.
Porque amigo (y, por si no se dio cuenta, acá arrancamos
de lleno con la chachara), es innegable que el estilo musical que consumimos nos define: muestra cabal de esto es que aunque todos sabemos que no hay peor lance que el: “¿y vos que música escuchas?”, sigue siendo hoy en dia un Greatest Hits de los militantes del chamuyo a la hora de dar inicio al ritual del cortejo y el posterior apareamiento.   
En nuestro país la cumbia ha sido duramente castigada, se le achaca ser música básica, pobre y chata, hecha para el oído poco entrenado. Incluso se la ha etiquetado como  música de negros, música popular... pero peyorativamente.
En la esquina opuesta del ring del prejuicio se tambalea medio grogui el púgil del Jazz: muchacho glamoroso, cool, elaborado, con una amplia versatilidad y destreza técnica a cuestas. Porque, como uds. sabrá, el Jazz es música de culto, hecha por y para gente con buen gusto.
Pero nosotros, habitués de la polemica sin sentido, nos permitiremos una “pequeña” digresión y  llamamos fervorosamente a terminar con la fantochada del clasico Música Popular vs. Música de Culto: dicotomía estúpida, ignorante y sin ningún fundamento real ni teórico.
Ya hemos reseñado acá y acá la evoluciòn de la cumbia, desde sus origenes folcloricos con tambores y gaitas hacia una genero en formato de orquesta, donde cada elemento individual (el fraseo de un saxo, el latir de la tambora, el caminar del contrabajo, etc.) contribuye a un todo muy complejo y elaborado musicalmente. Lo mismo ha pasado con el Jazz, con el Tango, la Salsa, el Samba, etc. Han surgido como manifestaciones populares, en prostíbulos, parques, locales nocturnos o cárceles, siempre en torno a los sectores más castigados de las distintas sociedades del mundo; en un principio se dan en pequeños conjuntos musicales, luego en formato de orquestas, para finalmente volver a formaciones mas pequeñas que favorecen a la improvisación y la experimentación.              
Podríamos entonces preguntarnos porqué hoy en día en la Argentina la cumbia y el jazz son estilos tan enemistados. Y hacerse la pregunta... vaya y pase, pero encarar la respuesta nos enfrentaría a una vasta empresa que excede ampliamente la capacidad y las ganas de los que gestionamos este espacio, mucho mas preocupados por terminar con estos divagues paparulezcos y dedicarnos a la ingesta de una ginebrita y un picado grueso.
Pero antes de dedicarnos a lo nuestro (y para que nos acusen de tirar el centro y esconder la testa, o subir a una calesita de sortija facil); queremos recordar   que hay algo que hermana a los géneros populares, más allá de los patrones musicales o de las billeteras de quienes los consumen: todos, en su origen, tienen como propósito la reunión grupal y el poderoso ritual del baile.
Y para ejemplificar tanta cháchara (y acompañar nuestro bermú de unos pasos con swing), les dejamos esta piecita del año 3 7 que la orquesta de Artie Shaw grabara en Nueva York: “The Chant”.  Alguna vez Lucho Bermúdez dijo que Arturito fue uno de sus máximos ídolos e inspiradores... a los hechos nos remitimos: escuchen con atención y se darán cuenta que El Clarinete de Colombia abrevó mucho de estas aguas.

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