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martes, 8 de enero de 2013

BASES DE LA MOVIDA TROPICAL. parte 2



RITMO Y SUSTANCIA 

Dos palabras que nos refieren a los ancestros encabezan este envío, y no hay azar ni capricho. Si bien a los cumbieros, esos que suelen tomarse su debido tiempo para leer nuestro humilde reporte, estas dos palabras remitirán a Hernan Coronel (y su bien ganada mala fama), lamentamos comunicar que esta nueva salida de las BASES DE LA MOVIDA TROPICAL refiere nuevamente a los ochenta: a nuestro entender,  el primer gran boom de la movida tropical.

  Está claro que el ritmo acompaña a los humanos desde la caverna hasta hoy. Aunque su reputación  no sea la mejor, nadie podrá negar que, luego de la voz, el tambor ha de ser el primer instrumento con el que los humanos comenzaron a manifestar sus emociones, sus anhelos, sus mensajes.  Así,  raudamente, ligamos el ritmo con la ancestralidad.
  La cuestión con la sustancia es similar:
  Un homínido que andaba por las alturas protectoras de algún árbol grande, baja, y de puro curioso se come un hongo, luego otro, y de repente se pone a charlar con un familiar y pronto,  milenios después, ya es un tipo. Estamos a punto de irnos por las ramas.
Para que esto no ocurra transcribiremos un elocuente párrafo escrito por T. McKenna, quien en este  libro versa con conocimiento empírico acerca de la cuestión referida al ser humano y las sustancias...  diga Terence, lo escuchamos:

delio?
  "Nuestra cultura, autointoxicada  por los venenosos subproductos de la tecnología e ideología  egocéntrica, es la infeliz heredera de la actitud dominante que nos dicta que alterar la conciencia mediante el uso de plantas o sustancias es algo malo, onanista y socialmente perverso. Argumentaré que la represión de la gnosis chamanica (conocimiento ancestral que adhiere e insiste en la disolución extática del ego), nos ha apartado del sentido de la vida  y nos ha hecho enemigos del planeta, de nosotros mismos y de nuestros nietos y nietas. Estamos destruyendo el planeta con el fin de mantener intacto el equivocado supuesto  del estilo cultural del ego dominante.  Ha llegado el momento de cambiar"


 Contundente, Terence nos impele a cambiar. Si bien es posible percibir algún viento de cambio, qué lejos está el alba del despertar!!!

No le vamos a pedir a usted que de un día para el otro disuelva su ego e introduzca su alma en el maremágnum de paz que conocieron los antiguos y anhelamos varios contemporáneos, sí le sugerimos que continúe con la lectura de esta parrafada,  luego del próximo punto perderá  en  divague para ganar en datos concretos.


A buen entendedor, pocas palabras

José Carlos Olaya Villajuan, más conocido como El Cholo Olaya, nativo del Perú, criado en Cantagallo, y venido a la Argentina en 1969, se instala en la isla Maciel (El Doke), una de las zonas mas violentas del conourbano (pegadito a la C.A.B.A.). Amante del fútbol, por razones de vecindad se hace hincha de independiente, deseaba ser representante de futbolistas pero el devenir lo empujo hacia otras cuestiones.
Con buen ojo para el negocio de la música y luego de ganarse el respeto de los tan mentados habitantes de la isla (que no es una isla) "El Cholo" forja un imperio.

El Cholo
"He disparado y me han disparado, pero gracias a la Virgen sigo vivo. Nunca he matado a nadie, no recuerdo cuántas veces he disparado, pero tampoco he sido un loco que ando con un fierro. Todos mis damnificados son de acá (se toca la cintura) para abajo. Una vez un tipo fue a mi casa a cobrarme un dinero, no me encontró y baleó a mi mujer. Otro se cruzó con mi hermano y le metió balazos. Entonces, los he buscado y les digo: 'Eres malo', saco mi fierro y le meto unos balazos, pero no los voy a matar, esos h... de p. tienen que vivir para que no jodan más, son unos cobardes. No soy pistolero, no nací con un revólver, pero no soy boludo. Me he criado en la calle".



En la primera parte de las bases, habrán notado, nos referimos exclusivamente a Coco Barcala, responsable de la esencia del sonido de la Cumbia Argentina, pues bien , vale aclarar que La Movida Tropical no es solo uno o más sonidos, no es solo lo artístico musical, y por si algún ingenuo lector no la había percibido aún, lamentamos informarle, el mundo no es todo color de rosa, sino preguntenle a los "damnificados de" el Cholo. 

Pablito
Durante la década del ochenta el tráfico y el consumo de cocaína aumenta exponencialmente a lo largo y ancho de nuestro continente, el acarreo, la tenencia y el consumo, todo ilegal, así surge un terreno fértil para aquel que este dispuesto a moverse por fuera de los limites que impone la ley. El que no arriesga no gana, y el que arriesga mucho puede ganar mucho.

 Según narran a éste blog testigos presenciales, en aquellos tiempos de renovada libertad el uso de clorohidrato de cocaína era algo normal en muchos ámbitos. Sin ánimos de utilizar este espacio para la condena, la caza de brujas, brujos, ó el deplorable buchoneo, abordamos este intrincado y sensible tema con la mayor objetividad que nos es posible, en pos de establecer, demostrar, inferir un nexo entre el narcotráfico y la movida tropical, y aclarar la impronta que este nexo dejó en toda la movida. Decir que tal o cual, que mengano, que fulano, metano ó sutano es narco o mafioso y no ahondar en las circunstancias propias de cada caso, es como subirse a una bicicleta fija y pretender llegar a algún lado. Porque además, qué son la ley y el narcotráfico,  sino barrotes de cristal.

Además de El Cholo y Ferrucci (socio de Olaya) estaban Los Kirovski (Magenta) y los Serantoni (leader music) todos lanzados a la feroz caza del Hit, en una lucha sin cuartel.

"He obtenido más 80 discos de oro y platino por ventas de varios grupos. He trabajado con innumerables músicos y cantantes, ganando mucho dinero".

 Entre los mas destacados encontramos a  Dario y su grupo Angora, luego Karicia y mas luego Gilda y Los Charros. Edwin Manrique, bongocero de Gilda, llega a la Argentina apenas comenzada la década de los 90'as, justamente desde el Perú, acostumbrado a tocar el ritmo que reina en Lima y el Callao, La Salsa. Antes qué él llegan, también desde tierras Incas, Carlos Chavez Navarrete (cantante),  José "Pepe" Berrocal (guitarrista), y Esteban "Memin" Pozú (timbalero/percusionista), quienes recién venidos a Buenos Aires  fueron alojados en una casa propiedad de Olaya, al igual que Manrique y muchos otros músicos del Perú, que venían a trabajar en la caterva de grupos regenteados por el Cholo. Navarrete, Berrocal y Pozú graban en un disco de Dario y luego forman el grupo Karicia terminando de imponer una manera de hacer y tocar cumbia, bien salseada, pero respetando, alimentando el  ritmo local. 

Entonces, el aporte de José "Cholo" Olaya a nuestra cultura es considerable, sin dejar de tener en cuenta maniobras inescrupulosas a la hora de registrar canciones de terceros a su nombre ó de generar copias de grupos originales con el único fin de conseguir pesos, y demás hechos que han sabido alimentar  el "fantasma de la mafia en la cumbia", nos quedamos con el gigante aporte que ha sido la venida de un sin fin de músicos desde el Perú durante el final de la década de los ochenta y la primera mitad de la década de los noventa. Sin ellos todo hubiera sido otra cosa.

Uno de los verdaderos Padres de la movida tropical nos trae un tema que consideramos "a lugar".


Agradecemos a Lucho y su Cumbia de la Pura, por la gran labor periodística que realiza sábado a sábado en FM la tribu.
 

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