Argentina y Colombia han forjado a los largo de la historia una inquebrantable unión entre sus pueblos a partir de diversos lazos de hermandad, signada por diversas experiencias histórico-culturales.
En anteriores ediciones nos referimos, con la tradicional nostalgia que hacen a la esencia de este aporteñado blog, a los puentes musicales que existen en el rubro “músicas populares” en ambos países: existe el Tango de Colombia y la Cumbia (Colombiana) de Argentina.
Suponemos que a esta altura de las circunstancias resultaría redundante insistir en la relevancia que ha tenido la Cumbia Colombiana en la Argentina y que aún sigue teniendo en la actualidad, con especial preeminencia en la Zona Norte del Gran Buenos Aires.
En lo que refiere al Tango, si bien puede resultar una novedad para los lectores de este blog, es de publico conocimiento la alta estima que tienen en Colombia por notables personalidades de nuestra arrablera tradición como Carlos Gardel y Anibal Troilo.
Sin embargo hoy queremos referirnos a otro nexo cultural, que al fin y al cabo es lo que genera esa sensación de hermandad a la distancia, que colabora con la formación de lazos indestructibles entre ambos países: nos referimos al compartido gusto estilístico por el fútbol de toque y circulación del balón.
El estimado lector, luego de leer impertérrito estas 200 palabras que sucedieron imprudentemente, habrá llegado a la conclusión de encontrarse nuevamente ante un repetido accionar de este blog: disfrazar con galimatias y una jerga entretenida la abundante falta de contenido e información.
Sin embargo y con su debido respeto, estimado lector, solicitamos que nos tenga una inmerecida paciencia con la promesa de dirigirnos con celeridad al motivo que nos convoca.
El emparentamiento futbolístico que ha existido antiguamente, y que se evidencia en estilos de juego mas o menos compartidos (lo que ha llevado incluso a ciertos puritanos del buen juego a aplaudir la famosa goleada de Colombia a la Argentina en el estadio de River Plate por las eliminatorias para el mundial del 1994), parecerían tener fundamento en razones historico-económicas concretas.
Y como a este Blog se empecina en buscar explicación a cuanta cosa sucede, incluso llegando a elucubrar extravagantes hipótesis y dudosas explicaciones, hemos de presentar ante Uds. en este preciso instante, una descabellada explicación al fenómeno que hemos reseñado.
Dejamos a su criterio, puesto que confiamos en su espíritu crítico y en su madurez conceptual, tomar por ciertas las opiniones aquí vertidas.
Dejamos a su criterio, puesto que confiamos en su espíritu crítico y en su madurez conceptual, tomar por ciertas las opiniones aquí vertidas.
Hacía finales de la primera mitad del siglo que nos antecede, la Argentina se encontraba atravesando un gran momento en las diversas disciplinas deportivas. Cuenta de ello dan los medalleros olímpicos de los años 48 (Londres) y 52 (Helsinki), años de mayor recolección nacional y de gran posicionamiento en el Ranking mundial.
La difusión y colaboración del estado nacional en el desarrollo del deporte local se apoyaba en una genuina evaluciòn de la relevancia del deporte en la formaciòn del ser humano.
Los chanchos volaban, y la maquina de hacer chorizos… estaba al caer.
En ese contexto de gran proliferación del arte del deporte, caracterizada por el surgimiento de grandes deportistas en los diferentes rubros, aparecen notables nombre de la historia del balonpié nacional.
Sin embargo, antes de aventurarle los nombres que seguramente Usted reconocerá inmediatamente, queremos contarle la historia de la Primer Huelga de Jugadores de Fútbol Profesional de la Argentina.
El campeonato local de 1948 afrontaba su tramo final, ubicandose al tope de la tabla y en feroz disputa equipos de la talla de Independiente, Racing y River Plate.
Cinco fechas antes de finalizar el mismo, se produce una gran huelga de futbolistas profesionales, cuyo reclamo se orientaba hacia las condiciones de contratación y el reconocimiento de su gremio para la negociación de los contratos.
Los especialistas esgrimen como razón de la contienda sindical, el desfazaje entre los valores de los contratos locales e internacionales, incluso en la comparación entre la Argentina y otros países de latinoamerica.
La huelga implicó que los grandes equipos debieron culminar las últimas fechas del campeonato con jugadres de divisiones inferiores que aún no revestían la condiciòn de jugadores profesionales.
A pesar de que la huelga fue posteriormente levantada, algunos de los principales jugadores de primera división decidieron no retornar al campeonato local, ante lo cual debieron emigrar hacia el exterior… decisión no necesariamente consentida por los clubes locales dueños de sus pases, lo cual los inhabilitaba para desempeñarse en todo aquel torneo afiliado a la Federación que emite la normativa que rige los campeonatos futbolísticos mas reconocidos en el mundo en el que habitamos: la FIFA.
No sabemos bien si avisorando la oportunidad única que presentaba el panorama mundial, o por razones éticas previas al acto que estamos narrando, la Liga de Futbol Colombiano decide no considerar ese aspecto del reglamento y permitir incorporar a sus clubes locales las principales figuras del futbol Argentino.
Así fue que un centenar de jugadores profesionales emigraron hacia Colombia, donde el futbol profesional los cotrató por valores sustancialmente mayores a las que existían entonces en ámbito local. La Federación de Futbol de Colombia, por su parte, fue considerada por la FIFA como una “Liga Pirata” y posteriormente desafiliada.
Para que el lector tenga dimensión del fenómeno al que hacemos referencia, dentro de los deportistas emigrados se encontraban jugadores de la talla de Alfredo Distefano, Pipo Rossi y Adolfo Pedernera. Según fuentes, de dudosa constatación, hacia fines de la década del ´40 y principios del ´50 jugaban en el fútbol colombiano 109 extranjeros, entre los que se encontraban 57 argentinos.
Los puentes culturales entre Colombia y Argentina son infinitos. Seguir construyéndolos, para la Orquesta, es un placer cotidiano. Sobre todo cuando del otro lado del mapa nos esperan amigos como Ebiru Ojaba. Sobre todo cuando de esta lado del mapa tenemos embajadores como Jimmy y su Combo Negro.
Para que el lector tenga dimensión del fenómeno al que hacemos referencia, dentro de los deportistas emigrados se encontraban jugadores de la talla de Alfredo Distefano, Pipo Rossi y Adolfo Pedernera. Según fuentes, de dudosa constatación, hacia fines de la década del ´40 y principios del ´50 jugaban en el fútbol colombiano 109 extranjeros, entre los que se encontraban 57 argentinos.
Los puentes culturales entre Colombia y Argentina son infinitos. Seguir construyéndolos, para la Orquesta, es un placer cotidiano. Sobre todo cuando del otro lado del mapa nos esperan amigos como Ebiru Ojaba. Sobre todo cuando de esta lado del mapa tenemos embajadores como Jimmy y su Combo Negro.
1 comentario:
La delio valdez es uno de mis grupos favoritos, muchas gracias por su trabajo chicos!
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