Como no podría ser de otra manera, Sabor a Cumbia cumple la petición que nos hiciera llegar a través de una misiva electrónica nuestro guía espiritual el Maestro Delio Valdez.
Aprovechamos la ocación para agradecer a todos los que hicieron posible el Cumbion, la gente del Chaperio, los amigos que laburaron en la Tapuer (Laura: tus puertas siempre dan que hablar), al exquisito DJ Valdez, al responsable de las obnubilantes audiovisuales y a los protagonistas por antonamasia de las noches de Cumbión, esa muchedurmbre que se hizo presente hasta ver despuntar al sol: sepan que si de baile se trata, la Orquesta estará siempre a vuestra disposición.
Dicho lo dicho, cumplimos con el deber y le hacemos llegar a todos Ud, con retazos de alegría y consternación, la misiva que el Maestro nos hiciera llegar a Sabor a Cumbia.
“Estimados amigos de la Orquesta Delio Valdez. Espero que no se enfaden cuando les cuente que el Sábado a la noche estuve presente en el Cumbión. Quería verlos a todos ustedes al natural, ver sus sonrisa espontánea, buscarlos entre la gente, verlos bailar. Ha sido una noche inolvidable para mi. Fui muchedumbre y bailé al compás de la orquesta. El rito me envolvió y me traslado en el tiempo... giré en la rueda del cumbión, escuché la voz de Toño Fernandez, vi la esperma desgajar en el suelo y a la negra Domitila bailando al compás del llamador.
La cumbia es tradición, es el canto negro que resurge de las entrañas de la tierra y se abre paso irreverente. No se si serán ustedes concientes, tampoco se si la muchedumbre que bailaba envilecida lo es… esa noche fuimos todos el mismo fuego, de la llama que vive oculta en el corazón de la raza, que alza su voz de sufrimiento en forma de gaitas y tambores, que no resigna su historia y resurge en la tradición.
Se que en algún lugar, ahí donde aún viven los que hicieron grande a la cumbia, donde se escucha el acordeòn del Clarín de la Montaña , vivieron al Cumbión como otro retoñar de las flores que aroman sus días eternos.
Estimados amigos de la Orquesta y todos aquellos que estuvieron presentes en la noche del Cumbión, sean dignos herederos de esta tradición: rían, lloren, bailen, griten, beban ron… entréguense al rito, su Majestad la Cumbia será un digno servidor”.
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