Como ya se hizo referencia acá, Lucho Bermudez supo ser habitué del empedrado porteño durante aproximadamente 6 meses, allá por esas épocas donde florecían los guapos, reinaban los compadritos y el tango era amo y señor del arrabal.
Es que Bermúdez llego a la Argentina en el año 1946… imagíneselo Uds., en un contexto de explosión político-cultural, irrupción de las grandes masas populares en la cosa cotidiana, el tango, las bailantas… y por sobre todo, la esperanza de un mundo mejor vivida a flor de piel.
De los 60 temas que grabo Lucho en Buenos Aires, acompañada de la gran cantante Matilde Diaz ( Matildita) y una orquesta de 22 músicos locales entre los que se encontraban el violinista Eduardo Armani (al cual Sabor a Cumbia, de obrar con justicia, debería dedicarle una nota aparte); decíamos, de sus muchas grabaciones, este blog ya hizo mención audiovisual a Danza Negra , considerada por el mismo maestro como su mejor composición porteña.
Pero no podemos dejar de mencionar en esta ocasión este Porro Buenos Aires, el cual además de tener un ritmo pegadizo, es un claro exponente de la hermandad Argentino-Colombiana forjada a través de la música (y que posiblemente haya comenzado 11 años antes de ese tema con la llegada de Gardel a Colombia, donde dejó, además de su vida, una huella imborrable en ese hermoso país).
Los puentes musicales entre la Argentina y Colombia son multiples, vienen del pasado y desembocan en el presente, se entrecruzan, se mezclan, se combinan, y crean nuevos ritmos que terminan por calar profundo en la cultura del país hermano.
Sin embargo hay algo de la frescura del folclor que a veces parece desvanecido, oculto... como una reminisencia que perdura bajo la forma de nostalgia.
Si el Maestro Bermudez estuviese vivo hoy, Sabor a Cumbia seguramente cruzaría montañas, remontaría ríos y surcaría los cielos para consultarle acerca de su impresión de aquella vieja y floreciente Buenos Aires.
Los puentes musicales entre la Argentina y Colombia son multiples, vienen del pasado y desembocan en el presente, se entrecruzan, se mezclan, se combinan, y crean nuevos ritmos que terminan por calar profundo en la cultura del país hermano.
Sin embargo hay algo de la frescura del folclor que a veces parece desvanecido, oculto... como una reminisencia que perdura bajo la forma de nostalgia.
Si el Maestro Bermudez estuviese vivo hoy, Sabor a Cumbia seguramente cruzaría montañas, remontaría ríos y surcaría los cielos para consultarle acerca de su impresión de aquella vieja y floreciente Buenos Aires.
Desde 1946 hasta acá, Buenos Aires cambió mucho… sin dudarlo. El Tango flota en el aire como una misteriosa nostalgia. No muere ni (se) deja vivir, está presente de una manera especial y distinta.
Y habría otra pregunta obligada para Bermudez, la cual espetamos al mas allá esperando su respuesta a través de un medium piadoso que mitigue el ardor que provoca el venenoso aguijón de la melancolía: “Maestro: que nos puede decir de la actualidad de la cumbia colombiana?, como se vive?, quienes conservan en su corazan la semilla del folclor, resguardando su eterno retoño?"
Porque señor lector, sea benevolente y no nos reprenda (hoy que la melancolía hace estragos en nosotros)… que difícil resulta omitir comparaciones entre el derrotero de la Cumbia y el Tango, entre sus respectivos autores e interpretes!. Y sobre todo, que difícil... sabiendo que sus pueblos alguna vez juraron amor eterno a sus músicas populares!.
En medio de este remolino de dudas al cual Sabor a Cumbia solo puede aportar confusión y perplejidad, enchastrados en esta ensalada de gustos y sabores, de condimentos variados acordes al paladar esotérico del lego; traemos al fin una (y solo una) certidumbre a cuestas: en la Argentina y en Colombia se comparte el amor por el Tango y la Cumbia.
Y que los pueblos hagan y deshagan a su antojo… que si en en el traqueteo se acomodan los melones, será el destino el que haga de chofer en este incierto viaje. Por nuestra parte, y mientras Jimmy esté entre nosotros, podemos dormir sin frazada...
Llegó la cumbia, hay que bailarla
Porque yo curto la onda de la cumbia colombiana,
para bailarla señores hay que llevarla en el alma
Negro toca mi cumbia, negro,
en este homenaje
voy a enseñarle ala Zona Norte
como se toca pero con clase
Toca mi cumbia, negro,
en este homenaje
para los músicos rastreros que te copian,
no tienen clase
Porque yo curto la onda de la cumbia colombiana,
para bailarla señores hay que llevarla en el alma
Negro toca mi cumbia, negro,
en este homenaje
voy a enseñarle a
como se toca pero con clase
Toca mi cumbia, negro,
en este homenaje
para los músicos rastreros que te copian,
no tienen clase
5 comentarios:
PD: Dedicado a Manuel Cibrian
Gracias gran mixtura guisera latinoamericana por entregarnos a jymmy
Jimmy y su estofado
prenda esa vela lucho!!!!!!
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