LA RUEDA gira inexorablemente. Está
en su ser, en su forma, en su anhelo. Una circunferencia que nació para de girar
hasta el último de sus días. Su movimiento es un andar constante y repetitivo,
que nos recuerda recurrentemente de dónde venimos y hacia dónde vamos. Avanza
hacia el futuro, y nos trae en cada giro el recuerdo de tiempos idos, para que
nos olvidemos porqué viajamos hacia nuestro destino.


Son momentos de gran emoción por
ver que el paso del tiempo convirtió a este grupo de amigos en La Orquesta de
Cumbia Delio Valdez. Y que esta Orquesta se desarrolla como una gran familia, integrada
por los 14 músicos cuyas fotogénicas caras se observan recurrentemente en
flayers, fotos y posteadas; y también por un montón de amigos que vienen
acompañando a esta banda en las buenas y en las malas, con su espíritu todo
terreno haciendo grande esta parentela numerosa que gusta de la algarabía y de
hallarse acompañada por sus seres queridos: nos referimos a Sole Helicópteros
(manager), Sergio Fabian Pappi (sonido y algo mas), DJ Sonido Parrandero
(Fernando Isaias y Facundo Vera), VJ Cumbiemos el Mundo (Seba), Bauty Torres y
su equipo (Fotos), Hernan (luces), el Colo (stage), Guille y Jose... entre tantos
Abrazar a tantos amigos que nos han
acompañado desde tiempo, bailando con nosotros antes, durante y después del
show. Que sabemos que disfrutan como nosotros de nuestros buenos momentos, y
nos acompañan a cada paso con un abrazo de aliento que vale más que cualquier éxito
efímero y fugaz. Son parte constitutiva de esta banda, porque nos dan la fuerza
y la razón para seguir en este viaje cumbiambero.
Agradecer a quienes nos
acompañaron en la presentación del disco, y con quienes hemos compartido
emociones de distinta índole y que prestigiaron el escenario con su presencia:
Black Mendez (que con éste y el anterior párrafo lleva un doble
agradecimiento) y El Cara (oriundo de Sincerin, Bolivar, Colombia).

Finalmente saludar al Maestro Delio Valdez. Sabemos, aún sin haberlo visto, que estuvo presente esa noche (vimos tu camisa!). Su fuerza es la que mantiene vivos nuestros deseos, quien arrebata las pasiones y enciende la llama del amor que late en nuestro corazones al ritmo del llamador. Quizá nuestra devoción no sea apta para incredulos. Nosotros sabemos de su existencia. Porque ella se hace manifiesta cada vez que esta Orquesta pisa el escenario, cuando se baten los parches y la tambora vuelve a retumbar. Es una fuerza infernal que vive en nuestra música, es la viscosidad que amalgama nuestros sentimientos y proyecta hacia el infinito los acordes de esa música eterna: La Cumbia